Monday, 14 January 2013

El Vestido Azul


Domingo, 9 am. El pequeño de 3 años llega a la habitación de sus padres diciendo "mamá, tengo sed, tengo sed" ... Mamá quería dormir un poco más, pero al mismo tiempo sabía que no se iría si ella se lo pedía, así que muy en contra de su voluntad, se levantó y se dirigió a la cocina. En modo zombi hizo leche con chocolate y pan tostado con mantequilla. Como ya estaba despierto y en la cocina, decidió prepararse un café y un pan para ella también. El pequeño siguió contando sus historias sobre monstruos y los planes para jugar, mientras corregía a mamá sobre cómo debía comer su pan "Mamá, tienes que morderlo así". Estaba tan cansada que se dirigió a la sala  y se recostó en el sofá ... "No mamá, no es para dormir, es para ver películas". Aún en el modo zombi, mamá se sentó y se quedó mirando un punto en la pared. Entonces, el pequeño dijo "ven conmigo" ... "¿a dónde?" mamá le preguntó ... "a la cocina, mamá", dijo, y ella lo siguió. Mamá le dice constantemente a sus niños que se pongan las pantuflas si van a entrar en la cocina, porque ahí no hay alfombra y el piso es tan frío que se podrían enfermar fácilmente al entrar descalzos ahí. El pequeño se quitó una de sus pantuflas y mamá dijo "si te las quitas me voy". El chamaco se quitó la otra y eso fue la excusa perfecta para que mamá se fuera directo al sofá y se acostara allí de nuevo. El niño se quedó en la cocina por un tiempo, luego se unió a mamá en el otro sofá. Fingió que estaba dormida y no la molestó durante unos minutos. En eso, se escuchan unos pasos por la escalera... "Buenos días Iñaki", dijo el pequeño. "Buenos días Iker", respondió su hermano mayor. "Mamá está dormida, no hagas ruido", dijo el pequeño, pero el hermano mayor fue directo a despertarla diciendo: "mamá, mamá, mira ... (mostrándole un curita que ella le había puesto su mano la noche anterior) no me duele, y puedo mover mi mano, ¡ya me curé! " "¡Maravilloso!", le dijo su mamá con su más entusiasta voz zombi. Se puso de pie y abrazó a su hijo, le dio un beso en la frente y se dirigió a la cocina para hacer más lechita con chocolate y un pan con Nutela, el favorito de Iñaki. Ya valió, no había más oportunidad de dormir para mamá. Ella decidió no luchar contra la situación, más bien fluir con ella: era momento de tomar un baño. Antes de eso puso la lavadora, guardó la ropa seca, tendió la cama de los niños y los dejó listos para jugar, para que no molestaran a papá, que seguía profundamente dormido. Entró a la regadera y un minuto más tarde, sus hijos estaban peleando por algún argumento absurdo, quizás los dos quería jugar con el dragón o ambos querían ser el "power ranger rojo". No había mucho que pudiera hacer ... pronto se escuchó la voz de papá diciendo "está bien, sólo están jugando". Perfecto, papá está a cargo. Después de la ducha, es momento de vestirse. Es domingo, hace frío, no hay planes para salir, un buen día para quedarse en casa y relajarse. Abrió la puerta del armario y vio ese vestido azul que tanto le gusta y que hasta ahora no se ha puesto porque nunca encuentra un motivo u ocasión para usarlo. Sin pensarlo dos veces, tomó el vestido, fue un impulso. Se lo puso (con una blusa negra térmico, porque está haciendo algo de frío) y se dirigió a donde estaban sus hijos. Entró en la habitación, papá estaba dormido. En cuanto entró, sus hijos le dieron la bienvenida con esos ojos grandes y redondos y el mayor le dijo "¡que bonito vestido, te ves como una mujer!" ... y el pequeño dijo con su voz más dulce "¡mami! y la abrazó"  Eso bastó para que ese día fuera especial. Aún tiene sueño, sus ojos le arden por falta de horas de dormir, pero ella se siente de maravilla, porque sus niños le hicieron el día con esas dulces palabras. Se peinó, se puso un poco de maquillaje y sonrió mientras los veía jugar. Papá se despertó, la vio, levantó las cejas y dijo "wow". Ella probablemente se quedará en casa, preparará la comida y la cena, jugará a los caballeros y dragones, con ese vestido azul que le encanta, porque la hace sentir especial.

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